“El cuerpo humano es una máquina perfecta”. Si has leído esto y no sabes si reír o llorar, seguramente estés pasando por una lesión. ¡Cambia el chip y descubre cómo acelerar tu recuperación! ‘The Show Must Go On!’.

Sí, lo sé. No levantes así esa ceja en un arranque de escepticismo. Hacer frente a una lesión es MUY difícil, no te lo voy a negar. La frustración y la rabia se apoderan de nosotros cada vez que nos damos otra sesión de hielo y de crema en la zona dolorida, e incluso tampoco me sorprendería que confesaras que has escuchado voces (y jurarías que son tus ASICS favoritas) gritando: “¡Por la libertad!”. ¡Basta! Ha llegado el momento de echar un pulso físico y, sobre todo, mental a la lesión, ¡y ganarlo!

Si estás leyendo esto, ante todo: gracias :); y, acto seguido: ¡ánimo! Seguramente también estás pasando por una lesión que te lleva de cabeza… Lo dicho, ¡mucho ánimo! Yo arranqué este 2021 con ‘buen pie’ y llevo desde el 3 de enero con una jo*dgrrtp tendinitis en el mediopié izquierdo, lo que a la práctica se traduce en MUCHOS días sin correr. 

Ahora, toca dejarse de lamentaciones. Todo deportista, por mucho cuidado que haya tenido e independientemente de si es amateur o profesional, ha sufrido alguna lesión y la clave para superarla está en cómo decide afrontarla.

“El único lugar donde el éxito está antes que el trabajo es en el diccionario”

* Vince Lombardi, mítico entrenador de fútbol americano.

Nota: aquí comparto mi experiencia y, de lisiadx a lisiadx, voy a insistir mucho (casi nivel 'madre') en lo importante que es consultar tu caso particular con un especialista.

Recuperando
 que es gerundio


Hace unos años, los consejos de los expertos eran extremos, o bien te recomendaban seguir entrenando (a pesar del dolor) o te mandaban directx al sofá mientras pronunciaban esas dos temidas palabras: “Reposo absoluto”. Sin embargo, hoy
 en día, para superar muchas lesiones, existe una vía alternativa alejada de la estrategia del todo o nada: la recuperación activa. Es decir, el ejercicio controlado es capaz de acelerar el proceso de recuperación.

Al mantenernos activxs, la frecuencia cardíaca aumenta y, por lo tanto, se dan los beneficios propios de una mejor irrigación sanguínea, tales como que los tejidos dañados reciban lo que necesitan para sanarse. Además, la mayoría de tejidos, sobre todo los musculares y tendinosos, requieren de un estrés mecánico adicional para repararse debidamente. Este se consigue con el movimiento continuado, con la tensión muscular y con una buena movilidad articular.

Escúchate y avanzarás

La idea de ejercitarse suena muy bien, pero hay que ir con pies de plomo. Ante todo, visita a un especialista (cada lesión es un mundo). Además, antes de reiniciar la actividad física, espera a que la inflamación y el dolor hayan disminuido, y… ¡nada de venirse arriba! Vuelve a la ‘acción’ de forma progresiva. En este punto, debemos aprender a escuchar a nuestro cuerpo, que nos mandará pistas para indicarnos si vamos por el buen camino, si debemos bajar la intensidad o cambiar de ejercicio. Tal y como señala mi fisioterapeuta, Paqui Medina, propietaria de Globalmedic, “siempre que hay dolor es que algo no va bien y se debe parar, valorar y actuar. Nunca debemos poner nuestro cuerpo al límite”.

¡Ah! Y ante la mínima molestia, apuesta por RICE, un método que poco tiene que ver con
 el arroz y mucho con el reposo (Rest), el hielo (Ice), la compresión (Compression) y la elevación (Elevation)= RICE.

Focalízate en 
lo que sí puedes hacer

Si no cuentas con la experiencia de un especialista que te ayude a monitorizar tus progresos, apunta tú mismx en una libreta las sensaciones que experimentes en cada sesión. Puedes crear una escala del 0 al 5 y valorarla así: hasta el nivel 2 hay molestias, pero son fácilmente tolerables; del nivel 3 al 4, se nota un ligero dolor, pero se puede continuar, y, con el nivel 5, hay dolor y se debe parar de inmediato y dar a nuestro cuerpo cierto margen antes de volver a forzarlo. En mi caso, yo me he centrado en la natación y, sobre todo, en el ciclismo y he notado como el nivel de dolor ha ido mejorando y, de hacer únicamente rodillo suave hace unas semanas, he pasado a rodar en llano y, a día de hoy, ya puedo acumular desnivel (y ponerme de pie al pedalear) sin grandes molestias. ¡Yiha!

ALIADOS: ‘Mens sana
 in corpore’ activo


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Ojo al dato: Contracturas musculares (16%), rotura de fibras del gemelo (10,7%) y fascitis plantar (10,2%) son las dolencias que más sufren los runners. Recuerda: si sientes cualquier dolor, acude a un experto cuanto antes*.

*Fuente: Fundación Mapfre en colaboración con el Laboratorio de Biomecánica de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM).





escrito por
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Maria Gijon Moreno

Periodista & Publicista de Barcelona


Club: ProRunners Barcelona

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